sábado, 11 de octubre de 2008

9. Cómo hacer tus germinados

Cómo germinar

Una de las ventajas de los germinados es que podemos producirlos y conservarlos en casa.
Lo primero que hay que hacer es poner en remojo las semillas unas horas. Como media, con 6 horas bastará. Lo mejor es que sean semillas de cultivo biológico que no hayan sido tostadas o congeladas. Después de este tiempo, se enjuagan y se ponen en un germinador. El  germinador debe colocarse en un lugar cálido y oscuro. Si el germinador es manual, será necesario enjuagar los granos al menos dos o tres veces al día. Se puede poner el germinador debajo del grifo unos segundos. Esto lo tendremos que hacer unos 2 o 3 días hasta que empecemos a ver los brotes, si bien el tiempo de germinación depende de la variedad.
Si el germinador es automático, olvídate de lo anterior: el germinador se encargará de regar varias veces cada hora durante unos pocos segundos para asegurar que las semillas reciben todo el agua que necesitan. Sólo necesitas poner en el depósito la cantidad de agua suficiente.

Cuando los germinados tengan unos 2 cm de largo, se pondrá el germinado en un sitio luminoso, sin que le de el sol directamente para que las hojas vayan adquiriendo su color verde.

Una vez terminado el proceso de germinación. Los brotes se pueden guardar en la  nevera donde se conservarán sin problema durante más o menos una semana, dependiendo de los casos.

En la siguiente secuencia puedes ver el proceso germinatovo de los rabanitos.

 

 

 


Tan pronto como las semillas entran en contacto con el agua se activa el proceso de germinación. Las semillas aumentan su tamaño y ganan volumen. Los nutrientes presentes en las semillas comienzan a actuar. Pequeños germinados aparecen desde el 2º día. El tiempo de germinación varía en cada variedad. Los germinados están listos cuando tienen 1-2 cm. Las semillas de vegetales tienen raíces largas y hojas verdes. En las judías, semillas y germinado son una misma unidad.

Semillas

Diversos autores han recopilado las indicaciones tanto terapéuticas como nutricionales de los germinados más consumidos.

  • Alfalfa: es uno de los germinados más completos y más consumidos por su agradable sabor. Contiene vitaminas A, B, C, E y K además de calcio, magnesio, potasio, hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es remineralizante y combate la fatiga y la debilidad.

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  • Berro: se le considera muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primavera. Además de alcalinizar y depurar la sangre neutraliza el exceso de toxinas. También regula el metabolismo. Es rico en hierro, fósforo, manganeso, potasio, cobre, zinc, yodo, calcio y vitaminas A, B2, E y especialmente C.

    IMPORTANTE: el berro es una semilla gelatinosa. Necesita escurrir bien cada vez que la reguemos para que no se produzca moho. Por eso le remondamos germinarla en germinadores manuales o bien en el germinador Fresh Life sin conectarlo a la red, porque lo regará con más abundancia de lo que esta semilla requiere.

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  • Garbanzo: germinados no producen gases durante la digestión. Son ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas A y C.

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  • Guisantes: proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina A, hierro, magnesio y potasio.

  • Lentejas: en brotes retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas, vitamina C y hierro.

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  • Mostaza: es el germinado más picante. Adecuado para tratar trastornos digestivos como gastritis, enteritis, etc. Es rica en vitamina C, proteínas y lípidos.

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  • Girasol: ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y E, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.

  • Rábano: útil para combatir digestiones pesadas y para calmar la tos. Contiene abundante clorofila.

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  • Soja verde (judía mungo): germinada contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina, de efecto relajante. También fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el exceso de colesterol. Sus semillas germinadas son ricas en vitaminas A, C, hierro y potasio.

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  • Trigo: germinado tiene sabor dulce. Además es rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones, remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.

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  • rúcula:

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Normas generales de elaboración de germinados

Las semillas se lavan y se colocan en el frasco con agua (tres veces su volumen). La boca del frasco puede cubrirse con una tela delgada para que no entren los insectos.

El frasco se deja en un lugar obscuro y cálido: de 10 a 12 horas para la alfalfa, de 12 a 15 horas para las lentejas y soya.

Luego se escurre el agua (la tela evitará que salgan las semillas) y se enjuagan bien con agua tibia.

Se acomodan los granos a lo largo de la pared del frasco y se vuelven a colocar en un lugar oscuro y cálido, enjuagándolos dos o tres veces los primeros días y luego una vez al día.

Nota importante: unas 48 horas después de haber iniciado el remojo, las semillas ya están muy reblandecidas, por lo que su cocimiento se hará en mucho menor tiempo (y podrían ser no más de 10 minutos de hervor) y con un ahorro considerable de combustible.

Cuando los brotes tienen de 2 a 3 centímetros de largo se exponen a la luz solar indirecta por espacio de unas 2 horas para que las hojitas se pongan de color verde, o sea, para que se les forme la clorofila, con esto se favorece el aumento de Vitamina C y toman un sabor más agradable.


8. Germinados

La germinación representa la técnica más efectiva para aportar a nuestro organismo energía vital concentrada. Los procesos industriales de refinamiento de los alimentos ocasionan carencias en los mismos que, a la larga, pueden acabar afectando a nuestro organismo; la adición de los germinados a nuestra dieta puede prevenir estas ausencias. Así como las plantas verdes regeneran el aire que nos rodea, los germinados sanean nuestro cuerpo por dentro.

Son en sí mismos un concentrado de sustancias generadoras de salud, elementos que la vida elabora de forma mucho más perfecta que un complejo laboratorio. Y son los alimentos menos contaminados que se puedan encontrar. Si un grano germina, es que tiene calidad suficiente para hacerlo, porque a cierto nivel de degeneración, las plantas dejan de ser capaces de reproducirse.

Personas con problemas digestivos, y enfermos convalecientes, que no pueden alimentarse con los demás alimentos crudos, pueden, sin embargo, comer germinados. Su riqueza enzimática facilita la absorción por el organismo y no ocasiona leucocitosis postpandrial (aumento de la cantidad de leucocitos en la sangre).

El consumo de germinados no genera ácido úrico. Pueden tomarlos tranquilamente las personas que padezcan gota. Los germinados contienen mucha vitamina C y, por lo tanto, una persona que no esté acostumbrada a consumirlos y cuya dieta no sea rica en fruta fresca puede sentir efectos estimulantes. Por esta razón, el consumo de estos alimentos proporciona más vitalidad, y hace que desaparezcan el cansancio y los problemas digestivos. Los germinados son el alimento idóneo para cualquier persona. No hay limitaciones de edad; son tan adecuados para los niños como para los ancianos.

Los germinados en la cocina
Algunas personas consideran que los germinados, en general, son un poco sosos. Encuentran que, como a la lechuga sola, les falta "algo" para excitar nuestro apetito. Tal vez una cocina demasiado cargada en especias y condimentos disminuye cierta sensibilidad gustativa y, por tanto, se hace más difícil poder apreciar sabores más sutiles.

Pero, en general, aunque sobre gustos no hay nada escrito, las personas con un mínimo de sensibilidad aprecian su sabor y los encuentran deliciosos. Los germinados pueden consumirse tal cual en la ensalada, bien aliñados o acompañados de salsas o frutas que cubran esta necesidad de sabor que experimenta el organismo.

Para cocinar no es necesario cocerlos, pues este proceso les quita su cualidad de alimento vivo, y su potencial de enzimas, vitaminas y sustancias biológicas se reduciría prácticamente a cero.

¿Sabías qué...?
Encontramos la descripción de las sencillas técnicas de germinación en las Escrituras de los Esenios, que vivían en Israel y Egipto en tiempos de Cristo. En tiempos no tan lejanos, tanto Vasco de Gama como Magallanes pudieron realizar sus largas travesías gracias a los germinados, que protegían a su tripulación del escorbuto.

Hoy en día, el consumo de germinados ha ido en aumento gracias a que se ha estado distribuyendo mayor información acerca de sus características y virtudes. Este germinado se elabora con semillas de alfalfa, soya, trigo u otros vegetales y ya es parte importante de la dieta diaria de muchas personas, gracias al valor nutricional que este alimento aporta, así como su frescura y fácil digestión.

Se cree que los primeros usos de este alimento, se remontan unos 6 mil años atrás, en China, en donde, además de alimento, se empleaba también para remediar enfermedades. En occidente, comenzó a alimentar a las personas del siglo XVIII, cuando los marinos y expedicionarios generalizaron su consumo, tanto por su facilidad de conservación, así para prevenir enfermedades como el escorbuto.

En América y Europa, la ingesta de este alimento es cada día mayor, ya que se han descubierto un sin fin de propiedades benéficas para el organismo, como que contiene altos índices de vitaminas, minerales, proteínas y clorofila, que combinado ayuda a evitar el envejecimiento (antioxidantes), eliminar toxinas, estimular el sistema inmunológico, regular la actividad intestinal y mejorar el desempeño del sistema nervioso.

La mayoría de las semillas son complicadas incluso algunas, imposibles de consumir en su forma original, por tal motivo es necesario molerlas, cocerlas, asarlas u hornearlas para facilitar su asimilación y absorber sus nutrientes de manera adecuada. Pero cuando un grano germina, se convierte en un alimento fácilmente asimilable que libera todos sus nutrientes encapsulados y aumenta de forma espectacular su valor nutritivo.

Al germinar, los brotes pueden aumentar su peso en 600% y su volumen en 2,900% (70 % del total puede ser agua). Ahora, los germinados que se elaboran con soya, duplican su contenido de vitamina A sólo a dos días de haber iniciado su crecimiento, en tanto los que son de trigo incrementan en 600% su proporción de vitamina C y triplican la vitamina E en sólo cuatro días.

Al momento de que estas semillas liberan una sustancia llamada diastasa, que cuando entra en contacto con la condiciones de humedad, calor y oxígeno adecuados, se activan y sufren cambios benéficos al momento de ingerirlos:

-“Predigieren” a las sustancias nutritivas contenidas en la semilla.
-Transforman a las proteínas complejas en aminoácidos, algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano.
-Permiten la liberación y multiplicación de sales minerales.
-Ayudan a la formación de vitaminas.
-Convierten a las grasas comunes en ácidos grasos (ayudan a la salud de las venas, arterias y corazón).
-Hacen que el almidón se transforme en maltosa y dextrina, azúcares más simples que exigen menos esfuerzo al aparato digestivo y liberan energía más rápido.
-Desencadena la formación de clorofila, compuesto desintoxicante que permite la transportación de oxígeno a las células.

Es de destacar, que los germinados, al momento de consumirlos son de los pocos alimentos que ingerimos cuando aún están vivos, y ello es un factor determinante para que su valor nutricional se mantenga intacto hasta el momento de llegar a nuestros platos.

Nutrida Variedad.

Aunque muchos tipos de semillas pueden convertirse en germinados, los más apreciados por su textura y buen sabor son los obtenidos de soya, alfalfa y trigo, seguidos por los de cebada, rábano, lenteja, chícharo, calabaza, cebada, ajonjolí, alubia (frijol blanco), mostaza y girasol. Además, son tan versátiles que se pueden comer crudos, en ensaladas, bocadillos, salsas, guarniciones y tortilla de huevo, así como en sopa de verduras y platillos orientales. Por lo general, cuando forman parte de una receta se recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades.

El contenido nutricional de las semillas germinadas es equiparable al de las frutas y verduras, pero las superan en cuanto a su riqueza enzimática y en clorofila, muy importante por su acción antianémica, revitalizante y antitóxica. Todo ello los convierte en alimentos completos que pueden contribuir a corregir las carencias de la alimentación moderna. Los principales nutrientes que encontramos en los germinados son:

Aminoácidos Esenciales, Vitamina C, Betacaroteno, Complejo B, Vitamina E, K, Clorofila, Calcio, Potasio, Hierro y Diastasas.

Es ya un hecho que los germinados son un alimento muy completo y saludable, que se consume sin problema alguno y que además contribuyen a mantenernos en forma; todo el año se tiene acceso a ellos en su forma más fresca. Por ello, no esta de más incluirlos en su plato de forma continua, mezclándolos en varias formas y así comprobar que aportan muchos beneficios nutricionales para usted y su familia. Los germinados son únicos ya que están disponibles en cualquier época del año y en cualquier lugar del mundo. Su ciclo de cosecha es de tan solo una semana y su rendimiento muy grande. Con un solo kilo de semillas de alfalfa se producen entre 10 y 14 kilos de germinados frescos.

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Propiedades nutricionales

Las propiedades nutricionales de los germinados son altísimas Por ejemplo en cuanto a proteínas, los germinados de alfalfa, girasol y rabanito poseen un 4%, mucho más que muchas verduras. Los germinados de soja o de guisantes, con un 27% de proteína son comparables al porcentaje de la carne, la leche y los huevos, pero sin el gran contenido en grasa.

Los germinados de cereales y algunas semillas como el trigo y las pipas de girasol, son ricos en grasas. Mientras la grasa de la harina y el germen de trigo se enrancian muy rápidamente, las grasas en los germinados duran semanas. El tan afamado aceite de germen de trigo es roto en fracciones de ácidos grasos esenciales de los cuales más de un 50% es Omega 6. Mientras que el aceite de girasol es la mejor fuente de ácidos omega 6, los germinados de girasol hacen esas grasas más digestivas y asimilables.

Propiedades terapéuticas

Los germinados son sobradamente conocidos porque ayudan a prevenir enfermedades.

  1. Favorecen los procesos de desintoxicación y depuración.
  2. Fortalecen el sistema inmune.
  3. Combaten la acción de los radicales libres.
  4. Estimulan la secrección del páncreas.
  5. Facilitan la digestión al activar los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo.
  6. Mejoran el funcionamiento intestinal y fortalecen la flora intestinal.
  7. Rebajan el índice de colesterol.

Favorecen en general el metabolismo por su acción reconstituyente.

7. Vino artesanal: hidromiel

 

El "hidromel" o "hidromiel" es la bebida alcohólica resultante de la fermentación de una mezcla de miel yagua acondicionadas de acuerdo con ciertas normas establecidas por la práctica. Indiscutiblemente se trata de una bebida de condiciones estimulantes y nutritivas muy recomendables, que puede obtenerse en tipos dulce, medio dulce y seco. Muy indicada para tomar como vino, puede encararse su elaboración por todos aquellos que cuenten con la facilidad de tener a mano la cantidad necesaria de miel en la época de su cosecha.

En la elaboración del hidromiel se recomienda el empleo de mieles seleccionadas entre las más dulces y aromáticas. Siendo la fermentación un fenómeno de desdoblamiento químico de los azúcares en alcohol y anhídrido carbónico, se comprenderá que un mayor poder edulcorante de la miel mejorará la graduación alcohólica y perdurará además el aroma de una rica miel y sus otras condiciones de color y transparencia. La miel sola dilulda en agua difícilmente fermenta, debido a que carece casi por completo de levaduras naturales. Su densídad media es de 1,420 o sea algo más pesada que el agua potable, conteniendo de 65 a 80 % de azúcares reductores con un.6 a 8 % de sacarosa, siendo por otra parte po­bre en sales minerales.

Para provocar la fermentación des­pués de diluida en las proporciones de agua que indicaremos oportunamente, es necesario acondicionar el mosto con el agregado de substancias que sirvan de alimento al fermento para que en estas condiciones pueda actuar la levadura. La fermentación se inicia agregando substancias llamadas levaduras o fermentos.

Antes de seguir adelante es conveniente que hablemos de las operacio­nes preliminares y las que compren­den la elaboración del producto, las que, siguiendo el orden natural con­sisten en:

1 Limpieza y desinfección de los recipientes a usar, como muestra la imagen la limpieza del barril.
2 Preparación del mosto.
3 Esterilización del mosto.
4 Preparación del fermento o levadura.
5 Fermentación y vigilancia del preparado.
6 Clarificación y trasiego.

Limpieza y desinfección. Los recipientes más adecuados para estas preparaciones son los barriles o toneles de madera de roble. Si éstos han sido anteriormente usados, es imprescindible practicarles una prolija limpieza seguida de desinfección. Para lo primero prepararemos una solución compuesta por:


                                             Soda Solway         500 grs.
                                             Agua hirviendo      5 litros

Se vierte esta preparación en el barril y con un escobillón nuevo se repasan bien los fondos y las duelas, tratando de esmerarse en esta limpieza; después se enjuaga con abundante agua limpia, dejándolo escurrir boca abajo hasta que se seque bien para azufrarlo. El azufrado interior del barril se hace con una mecha de algodón re­torcido y bien impregnado con flor de azufre de manera que el polvo de azufre penetre bien entre las fibras. Se le da fuego a la mecha y se intr­duce dentro del barril sostenida por medio de un alambre. La combustión del azufre produce anhidrido sulfuroso, gas de fuerte poder microbicida que asegura una buena desinfección.

Preparación del mosto.

Por lo general se prepara el mosto empleando de 25 a 30 kílos de miel a la cual se agrega agua hasta completar los 100 litros. Si preferimos obtener un vino más dulce se puede llegar hasta los 40 kilos de miel.

Como dato ilustrativo diremos que 25 kilos de miel y 83 litros de agua nos producen 100 litros de hidromiel con una graduación alcohólica de 100 a 11" o sea la graduación del vino común de mesa. Este dato nos revela que por cada dos y medio kilos de miel en la pro­porción de agua indicada se obtiene un grado de alcohol; es decir, que con el porcentaje de 40 kilos de rrtiel obtendriamos un vino con 16 grados de alcohol. Para la mezcla miel-agua, se aconseja calentar el agua en recipiente de cobre estañado o de hierro enlazado, y agregar la miel al agua caliente mientras se remueve para facilitar su disolución.

Alimento del mosto.

Siendo el mosto muy pobre en sales minerales se hace necesario mejorar sus condicio­nes para facilitar la fermentación, in­corporando una determinada cantidad de sales nutritivas a fin de que pueda actuar con facilidad la levadura. Muchas fórmulas se han recomendado a este fin entre las cuales la que da mejores resultados es la siguiente:
             Fosfato de amonio   40 grs.
             Tartrato neutro de amonio 140grs
             Bitartrato de potasio   240 grs
             Magnesia calcinada       8 grs
             Yeso y sal de cocina 1,6 grs
             Flor de azufre 0,4 grs
             Ácido tartárico          100 grs

Estas proporciones están calculadas para 100 litros de mosto. Esterilización del mosto. Cuando se ha incorporado al mosto el alimento que acabamos de indicar, se remueve el mismo durante algunos minutos para determinar una buena mezcla y luego se lleva al fuego a efectos de su esterilización. Cuando rompe el hervor se mantiene durante unos 8 minutos; veremos en éstos minutos cómo se forma espuma que se eleva a la superficie arrastrando algunas impurezas que aprovechamos para eliminar espumando varias veces. Se retira del fuego y si ha perdido agua por evaporación en forma aprecIable le agregaremos más para compensar la pérdida.

Preparación del fermento. De entre las muchas levaduras naturales que oportunamente citamos, obtendremos el fermento partiendo de la uva moscatel de mesa. Siempre tomando como base lo necesario para 100 litros de mosto usaremos 5 kilos de uva sana y bien madura. En un recipiente perfectamente limpio estrujamos la uva con las manos para extraer todo el jugo posible, lo pasamos por un colador y lo incor­poramos al mosto.

Fermentación y vigilancia. La levadura no se debe echar al mosto estanto éste caliente al retirarse de la esterilización, pues ma taria el fermento. Esperaremos entonces que tome la temperatura ambiente para su agregado. Se deja todo en reposo tapando la boca del barril con un lienzo limpio.
Demás está decir que el mosto al fermentar aumenta de volumen, así que para evitar que se derrame y pierda es necesario dejar un espacio vacio para su libre expansión.

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Los barriles de fermentación deben estar en locales cerrados, al abrigo de cambios bruscos de temperaturas que pueda entorpecer la marcha regular de la fermentación. Por lo general ésta se inicia después de las 24 horas subsiguientes al agregado del fermen­to, pudiendo variar este tiemPO según la época del año. La primera parte de la fermenta­ción es muy activa y recibe el nombre de "fermentación tumultuosa"; des­pués que ésta se calma, sigue la lla­mada "fermentación lenta". A las 24 horas de iniciada la fermentación se le agrega al mosto 10 gramos de metabisulfito de potasio disuelto en un poco de agua tibia, agitando el mosto para que se mezcle bien. En los dias subsiguientes conviene aerear el mosto; ésta operación se llama también "irasegado" y se lleva a cabo sacando el mosto por medio de la canilla del barril, en otr0s recipientes, y volviéndolo nuevamente al barril de fermentación.

Este trabajo tiene por finalidad activar la fermentación, y asi observamos que el mosto al tomar aire entra en tal actividad que da la sensación de estar hirviendo. Este estado dura varias semanas, dependiendo el mayor o menor tiempo de distintos factores concurrentes. Continúa luego la fermentación lenta durante la cual disponemos un cambio de la tapa del barril por un cierre hidráulico, como el ilustrado en la figura. Este cierre tan sencillo y fácil de disponer permite la salida de los gases de fermentación e impide la entrada del aire exterior al barril. El agua empleada en el cierre se adiciona ron un 15 % de alcohol o en su defecto se le disuelve media cucharada de metabisulfito de potasio con el fin de evitar la formación de infusorios, pese a lo cual conviene renovarla a menudo. El cierre permite también observar el desprendimiento de gases de la fermentación por la formación de oorbujas que aparecen en la superficie.

Clarificación y trasiego.

Para asegurarse la obtención de un buen producto será conveniente dar dos trasiegas al mosto durante la fermentacion lenta, con intervalos de una semana uno de otro. Se comprueba que la fermentación ha terminado cuando el cierre hidráulico no desprende más burbujas, en cuyo momento se procede al "relleno", operación que consiste en agregar mosto fermentado de otra preparación o hidromiel de consumo.

En el último trasiego se agrega tanino enólógico disuelto en un poco de hidromiel tibio en la proporción de 12 gramos de tanino por cada 100 litros de hidromiel; esto tiene por ob­jeto clarificar el producto además de colaborar en su conservación.

Después de los tratamientos indicados se deja reposar el hidromiel durante unos 25 dias y finalmente se procede a trasegarIo a un barril limpio y azufrado usando el caño sifón. El barril que recibe el líquido debe estar situado a un nivel más bajo para permitir el paso de todo el líquido, quedando en el fondo del anterior las borras y sedimentos.
El nuevo barril se tapa y se deja reposar. Periódicamente se debe revisar y comprobar si ha habido evaporación o pérdida de liquido para rellenar el espacio vado con hidromiel.

En el invierno que sigue a la elaboración es conveniente agregar 10 gramos de cola de pescado disuelta en hidromiel entibiada para obtener su clarificación. Después de un mes de efectuada esta operación se procede a un nuevo trasiego y a los cinco meses la bebida se encuentra en con­diciones de consumirse, pudiendo embotellarse en envases de medio litro, bien limpios y encorchados con corchos nuevos y esterilizados en agua hirviendo.

viernes, 10 de octubre de 2008

6. Elaboración de vino casero

 

               


Si recorremos la rica historia vitivinícola, veremos cómo la elaboración de vinos caseros se realiza con la mezlca de uvas que quedan en la planta después de realizada la cosecha, indudablemente que los contratistas o gente que trabaja la viña, son los encargados de estas elaboraciones, aunque la podría realizar cualquier persona. Si bien son vinos muy especiales, tienen características que los distinguen de los vinos nacidos en una bodega.
En primer lugar las uvas con que se elaboran estos vinos tienen una alta concentración de azúcares y, por lo general, una deshidratación muy marcada debido a que su cosecha se realiza sobre fines ABRIL o principio de MAYO, y en algunos casos con dos o tres heladas sobre sus espaldas, una vez cosechadas, se procede a la molienda en forma manual o en algunos casos con moledoras, cuya única característica, es que estrujan la uva, pero no separan el escobajo. Estos mostos son depositados por lo general en barricas de roble usadas (y en no muy buen estado de conservación), y por lo general al sol, para producir un aumento de la temperatura y dar comienzo a la fermentación.
Proceso éste que tiene una duración acorde al criterio de cada elaborador (de 7 a 10 dias ) es aquí, en donde se definen las características de los distintos tipos de vinos que se quieren obtener (color y cantidades de azúcares residuales - dulzor en boca) con que van a quedar los vinos. Como en esto no hay reglas definidas, cada uno obtiene los vinos que quiere. Tengan en cuenta, que esto se realiza en función de la tradición y las raíces de cada uno (por lo general de orígenes Italianos o Españoles).
Con respecto al color, por lo general son vinos rosados o tintos claros y la cantidad de azúcar varía de acuerdo a cada uno (aquí es necesario resaltar que estos vinos quedan con altos contenidos de azucares, que los hacen más sabrosos y suaves a la vez y para esto, en plena fermentación, agregan dosis altas alcohol etílico o de farmacia y se detiene la fermentación en forma definitiva) sin ningún tipo de problema para la ingesta, pero con un seguro dolor de cabeza. Terminada la fermentación los dejan reposar por 4 ó 5 meses, y recién ahí los más avezados se animan a realizar un trasiego o separación de las borras. Estos vinos se consumen por lo menos un año después de su elaboración.
Indudablemente que el vino es un producto demasiado noble, porque si tenemos en cuenta que para obtener un vino Premium la sanidad, la higiene, la asepsia y la tecnología son elementales, y que no siempre se tienen en cuenta en la elaboración de este tipo de productos. Bueno, cada uno toma lo que quiere y acepta los riesgos.

Todo lo que Ud. debe tener en cuenta antes de comenzar!
Recomendaciones Previas
:

Como es sabido, la elaboración de vinos caseros en distintos puntos del país, es una practica bastante común, teniendo en cuenta nuestros orígenes. Para los más duchos en el tema, pasa por una práctica cotidiana, pero con raíces bien familiares y en otros casos por el desafío de fabricar sus propios vinos, de diferentes cortes, con uvas de distintas regiones del país. Pues bien lo que intentaremos a partir de ahora, es a ayudarlos a que armen su propia bodega partiendo desde la molienda.

Variedades de uva Tintas: Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Tempranilla, Syrah.
Variedades Blancas: Chardonay, Sauvignon Blanc, Semillón, Torrontés, Chenín, Pedro Giménez.

El Establecimiento:

Debe ser amplio, cómodo y con buena ventilación, evitando así inconvenientes que sean insalvables, lo importante es trabajar con comodidad. Por lo general los contenedores en que fermentaremos y luego conservaremos los vinos serán barricas de roble, por lo general Francesas, no es excluyente también se pueden utilizar contenedores de distintas capacidades y distintos materiales como la fibra de vidrio o algún plástico (poco conveniente ya que este material nos puede dar sabores no deseados). Es conveniente tener una buena distribución de todos los elementos a utilizar, tengan en cuenta que tendrán la entrada de materia prima por un lado, la sala de molienda por otro, y si utilizamos moledora o despalilladora habrá que hacer un lugar para el escobajo o raspón (esqueleto de la uva que sostiene al grano), el cuál no es conveniente que tome contacto con el mosto a fermentar (hollejos, pulpas, jugos y semillas), ya que poseen un alto contenido de taninos astringentes, y nos entregará a los vinos nuevos astringencias y sabores no deseados.

La ventilación: Juega un papel muy importante, ya que cuando se produce la fermentación se desprenden distintos gases (por lo general predomina el carbónico). Es necesario tener buena corriente de aire. En cuanto al techo y piso del lugar deben reunir condiciones mínimas de asepsia e higiene.
Techo: Si es tradicional de caña y barro, mejor ya que tendremos una buena amplitud térmica, si es de chapa lo aconsejable sería recubrirlo con algún aislante (telgopor). Lo importante en este aspecto, es tratar de obtener una temperatura constante.
Piso: Lo ideal es que fuese de hormigón para mantener una buena ascepcia pero si es de tierra lo conveniente es levantar una carpeta de granza (piedra pura chica), con buen drenaje para evitar los charcos o pantanos.
Observaciones: La higiene dentro del lugar es fundamental para obtener caldos de buena calidad.

Molienda y Fermentación:

Una vez que la materia prima, la uva, está a disposición, deberán molerla en forma muy rápida para evitar la oxidación(excesivo contacto de los granos partidos con el aire del medio ambiente). Dicha molienda manual se puede realizar de diferentes maneras:

1- Si poseen una moledora manual compuesta por 2 rodillos de acero, hierro, teflón, etc., deben hacer ingresar la uva por la part superior, giren la manija y de esta forma se producirá el molido o estrujado de las uvas. Obviamente la salida de la moledora debe estar conectada a la vasija en donde desarrollará la fermentación. Esta sería la forma más práctica y rápida de moler las uvas, pero el problema que presenta es que el mosto a fermentar (uva molida) fermentaría con el escobajo (esqueleto del racimo), y nos aportaría
un alto contenido de taninos astringentes que luego se verán reflejados en los vinos
nuevos, cosa que sería un inconveniente, nos saldría un vino áspero. Así que si se puede separar el escobajo por medio de un colador (por ejemplo) sería una solución. Si tienen una triruradora para tomates, ni piensen en usarla! Esto destrozaría las semillas de las uvas que son las que contienen el aceite de uva, y esto provocaría vinos que a la vista presentan aceites en su superficie.

2- Si no poseen una moledora, lo más conveniente es realizar la molienda de forma manual: Separar todos los granos del racimo y romperlos a mano, todo esto sobre la boca de la vasija que se usará para fermentar, evitando así la pérdida de jugo, y además mejorando notablemente la calidad del producto final a obtener, ya que los taninos astringentes del escobajo quedarán fuera del proceso fermentativo.

3- La última opción que les sugiero es obtener el jugo mediante el pisado de las uvas, es el metodo más tradicional de esta forma obtendríamos el mosto de forma rápida. Este sistema se puede utilizar también para obtener vinos blancos, ya que solamente fermentará el jugo. Durante la Molienda, hay que tener en cuenta varios puntos que ya les mencioné en anteriores "News": La limpieza del lugar en que haremos todo el proceso; la maduración de las uvas, que nos indicará el futuro grado alcohólico de los vinos (+azúcar = +alcohol). La medición del tenor azucaríno se realiza utilizando un "refractómetro", que nos indica en grados "brix" de la uvas. Estos grados son comparados con una tabla modelo, y se traducen así en grados de azúcar por litro, luego se multiplica por0.059, esto nos dará el alcohol a obtener en los vinos nuevos.

Otro aspecto importante a tener en cuenta durante la fermentación es la temperatura, que para elaborar vinos tintos nunca debe pasar los 30°C, y para los blancos no pasar de 18° a 20°C. Aquí se complica la cosa y hay que recurrir al ingenio. En la bodega usamos un "equipo de frío", pero en casa es medio difícil conseguir uno. A va la solución "made in casa": Se puede recubrir la pared superior de la vasija (si tiene tapa) con una capa de hielo, o conseguir hielo se (gas carbónico congelado) y agregarselo al interior de la vasija junto al mosto. Tengan en cuenta que si están por elaborar tintos, el mosto a fermentar esté compuesto por el jugo de uva, más los hollejos y las semillas para obtener un buen color, excelentes aromas y buena estructura. mEl tiempo de fermentación varía con el volumen a fermentar, pero calculen que 200 L. de mosto demoran de 3 a 4 días. Una vez que este proceso termina, deben separar el  jugo (mosto) de los orujos (parte sólida), y dejar descansar la parte líquida durante 30 días en una vasija llena y en un lugar fresco, a temperatura constante. Para la obtención de buenos vinos es indispensable utilizar Anhídrido Sulfuroso (15gr. x 100 Kg. de uva), sirve de antiséptico y además protege a los vinos de ataques de distintos microrganismos. Se puede adquirir en farmacias grandes o en laboratorios.

Trasiego y Clarificación:

Trasiego: Este proceso es muy importante, porque se produce la separación de las partes sólidas activas durante la fermentación (mucílagos, gomas, peptinas, levaduras, enzimas, etc.) de la parte líquida (mosto-vino), que por lo general no posee más de 3 grs. de azúcar por litro. La importancia de este proceso es tal, que si nos descuidamos, estas borras semifluidas son capaces de transferirnos al nuevo vino sabores no deseados, y nos pueden arruinar un excelente producto. A través de una manguera de goma muy limpia (si es nueva, mejor). Es preferible que sea de goma y no de plástico. La introducimos por la boca superior en forma suave, hasta las ¾ partes de la vasija y extraemos el nuevo vino, depositándolo en otro contenedor perfectamente lavado y limpio. Trate que el contenedor nuevo, donde traspasará el vino quede lleno, así evitaremos la acetificación. Si fuese posible, en este momento, realizaremos una corrección con anhídrido sulfuroso (35 grs./lt. de anhídrido libre), y de ser posible agregaremos un toque de gas carbónico (se puede utilizar el gas de los sifones Drago, por ejemplo). Las borras que quedaron en la primer vasija tírenlas ya que no sirven para nada. En las bodegas se venden a las destilerías para la obtención de subproductos.
Es importante que la nueva vasija que contiene el vino la guarden en un lugar fresco, de ser posible sin el ingreso de rayos solares, para que la temperatura sea constante (ambiente parecido al de una cava). Luego de 6 meses aproximadamente, pero puede ser antes (lo deciden Uds. mismos) si el vino está brillante envásenlo. La precaución que deben tomar es la siguiente: Agregar sobre el corcho un baño de lacre o parafina, estibar las botellas en forma horizontal en un lugar fresco, y después de pasados 30 días ya pueden comenzar a degustar sus vinos.

Clarificación: Este proceso se realiza para terminar de extraerle a los vinos las impurezas que no hayan precipitado en forma natural. Para esto se utiliza bentonita (0,5 grs./Lt.), pero también se puede usar albúmina o clara de huevo seca. Para los vinos que Uds. están elaborando, no aconsejo este proceso, ya que se puede producir una fuerte oxidación, y esto va en desmedro de la calidad del vino obtenido. Si la sanidad de las uvas fue buena, y la fermentación correcta, con el trasiego en forma y tiempo, entiendo que la clarificación no es necesaria.

Estabilización y Filtrado: Terminada la clarificación, para darle a los vinos la brillantez y la ascepcia total, se produce la estabilización y el filtrado de los vinos.

Estabilización:
Este proceso se realiza para evitar las precipitaciones tartáricas dentro de la botella, lo que estéticamente resulta indeseable, por lo tanto, antes de envasarlos, los vinos son sometidos a temperaturas de -0° o 0°C, por un tiempo bastante breve, lo que provoca el precipitado del ácido Tartárico en el tanque, antes de su embotellado. Si usted desea realizarlo con sus vinos, trate de conseguir ácido metatartárico que se presenta en forma sólida, y se agrega en dosis de 30 a 50 grs/hl lo que por un lapso de un año evitará el precipitado en la botella.

El proceso de filtrado se lleva a cabo de distintas formas:

a- Filtrado con tierra de diatoméas:
Este tipo de filtrado se realiza con tierra de diatoméas de distintos espesores, porque de acuerdo a la porosidad de la misma será el efecto que logremos sobre los vinos. Para este trabajo se utiliza un filtro con placas interiores que poseen una tela de acero inoxidable en donde se adhiere la tierra y se produce el filtrado. Este proceso se realiza por lo general en vinos que no serán puestos en botellas.

b- Filtrado con placas: Este tipo de filtrado es indispensable para los vinos que luego serán puestos en botellas. Estas placas filtrantes cumplen distintos roles ya que no solo le proporcionan brillantés a los vinos sino que también son capaces de producir esterilización brindándonos así una asepsia total y la garantía de que los vinos no sufrirán ningún tipo de alteración dentro de la botella. Este proceso se lleva a cabo momentos antes del embotellado de los vinos.

Envasado y Guarda:

Luego de un tiempo prudencial, tomando como fecha el primer trasiego, y contando con que el vino descansa en una vasija llena, después de 4 meses, procedemos a su envasado, para lograr el óptimo crecimiento en el tiempo y lograr una ascendente curva de calidad.

Envasado:
Durante este proceso, tan sencillo como delicado, debemos tener en cuenta algunas consideraciones para que nos salga bien:

a- Botellas:
Es muy importante tener en cuenta si las botellas son nuevas o recicladas. Si son nuevas sólo las debe enjuagar con agua, dejándolas boca abajo para un perfecto escurrido. Si las botellas fuesen recicladas, fíjese bien lo siguiente:
1) Oler las botellas para constatar que estas no hayan tenido ningún líquido contaminante
como nafta; aceites; detergente; etc. Si esto sucede, deshágase de los envases.
2) Si las botellas hubiesen tenido algún líquido no contaminante, le recomiendo lavarlas bien. Si el olor persiste use sólo un poco de detergente en el lavado fijándose de enjuagar muy bien para que no queden restos en la botella.

b- Llenado de las botellas:
Partiendo del vino terminado (trasegado, filtrado y estabilizado), y contando con una brillantez óptima tanto en tintos como en blancos, coloque la vasija contenedora del vino en altura, para producir el llenado de las botellas por desnivel. De ser posible agregando gas carbónico (el de los sifones Drago) en pequeñas dosis a cada botella, para evitar una posible oxidación del vino. Por una cuestión estética, tenga en cuenta conservar un nivel de llenado para que todas las botellas contengan la misma cantidad de vino. Otro punto importante para tener en cuenta es el tipo de tapa o tapón utilizado durante el envasado.

Tapado de las botellas:

Como ya les conté, este proceso también requiere algunas precauciones según el tipo de tapa o tapón que utilicen. Si van a usar botellas chicas de 187 cc, y la máquina que van a usar posee un mandril adecuado, el tapado será óptimo. Igualmente las botellas deben consumirlas en forma rápida, ya que la tapa a rosca no es tan buena como el corcho. Con las botellas de 750 cc.  no van a tener inconvenientes ya que se tapan con un buen corcho. Los corchos juegan un papel fundamental en el tapado y conservación de los vinos. Existen distintos tipos y calidades, pero si desean realizar una guarda importante, lo más conveniente es utilizar un tapón o corcho natural de buenas dimensiones (45 x 24), que les garantizará una buena conservación, pero es muy importante contar con una muy buena tapadora para producir un muy buen taponado de las botellas, evitando la entrada de aire a través del tapón. También se pueden utilizar tapones cónicos, pero esto no es lo más recomendable. De todas formas, y sin tener en cuenta el corcho utilizado, para garantizar el éxito de la operación, es aconsejable realizar obre el pico de la botella y el corcho, un baño de parafina o lacre para producir un sellado perfecto, y de esta forma segura ingresar las botellas a nuestra cava o lugar de descanso.
Si necesitan datos de cómo armar su propia cava en casa, presionen aquí. S este procedimiento, al igual que los anteriores, lo realizaron de forma correcta, dentro de un tiempo estarán en condiciones de degustar un exquisito vino elaborado por ustedes mismos.

Datos de Interés:
Aquí les presento algunos datos que deberán tener en cuenta si piensan vender el vino que Uds. mismos elaboraron. Si piensan hacerlo en nuestro País tengan presente los "Requerimientos que deben cumplir los Vinos Caseros para su venta" según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (I.N.V.) y que son:

a) El producto deberá presentar sabor vinoso, poseer aroma característico y un color que responda al de su denominación
b) Debe reunir las características químicas de un vino genuino artesanal, identificándose con las determinaciones de alcohol, extracto seco, azúcares reductores, acidez total en tartárico, acidez volátil en acético y sulfatos de potasio.
c) No se permitirá la circulación de productos que superen los tenores normales de metanol. que se detecte la presencia de ferrocianuro, que presente materia colorante artificial, edulcorantes sintéticos o cualquier otra sustancia no aprobada y que comprometan la salud de los consumidores.